La COP-30 y la bioeconomía en la Amazonia

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Artículos
06 septiembre, 2023
Por Milton Steagall

La 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-30) está prevista para noviembre de 2025 en Belém, Pará. Reunir a las principales autoridades mundiales y expertos en la materia en la Amazonia brasileña es un paso importante para que el mundo conozca realmente la selva, sus riquezas y, sobre todo, escuche a su gente.

Comprender la realidad de las personas que viven en la mayor selva tropical del mundo es esencial si queremos avanzar con objetivos viables que tengan en cuenta a las personas que viven allí. Actualmente se calcula que esta población ronda los 29 millones.

Para que los resultados se materialicen, Brasil necesita consolidar su estrategia nacional de bioeconomía, un modelo de producción industrial basado en el uso de recursos biológicos y que ofrece soluciones para la sostenibilidad de los sistemas de producción, con el objetivo de sustituir los recursos fósiles y no renovables.

Un estudio realizado por la Asociación Brasileña de Bioinnovación (ABBI), en colaboración con cuatro instituciones brasileñas de investigación, muestra que la plena implantación de la bioeconomía en el país podría generar ingresos de 284.000 millones de dólares al año, un excelente negocio que combina la preservación del medio ambiente, la mejora de la calidad de vida de las personas y el desarrollo económico.

Descarbonizar la selva amazónica mediante productos y servicios más sostenibles es un objetivo que debe ponerse en práctica cuanto antes.

Crear productos y servicios con insumos renovables que sustituyan a los productos petroquímicos, así como generar energía renovable para las comunidades aisladas de la región amazónica, es un paso importante hacia el desarrollo local, generando empleo e ingresos para los amazónicos.

La reforestación de zonas deforestadas combinada con el empleo de mano de obra local para producir sus beneficios es una ecuación que ayudará a mantener el bosque en pie. No es necesario talar nuevas hectáreas, siempre que se pongan en práctica proyectos en los que participe la población local, como el cultivo sostenible de la palma aceitera.

A partir del aceite de palma se puede hablar de la bioeconomía dentro de los sectores eléctrico, químico y de los biocarburantes, así como de la agroindustria. Nuestro país tiene potencial para ser líder mundial en la producción de aceite de palma. A menudo digo que tenemos un verdadero "presal verde" en nuestro país que aún está por explotar.

Un verdadero "presal verde" porque cada hectárea cultivada con palma aceitera es capaz de generar aproximadamente 8.000 litros de aceite. Como Brasil tiene 31 millones de hectáreas autorizadas por ley para ser recuperadas con el cultivo de palma aceitera, es posible afirmar que el país tiene potencial para producir 240.000 millones de litros de aceite de palma al año, una cifra un 30% superior al volumen de aceite extraído por Petrobras del presal en 2022, que fue de unos 175.000 millones de litros.

Todo ello de acuerdo con la Zonificación Agroecológica de la Palma Aceitera, que es una de las legislaciones más estrictas y severas del mundo para el cultivo de la palma aceitera y sólo permite la plantación de la especie en áreas previamente deforestadas hasta diciembre de 2007. Sin olvidar que contiene directrices para la protección del medio ambiente, la conservación de la biodiversidad y el uso racional de los recursos naturales, además de respetar la función social de la propiedad.

La inversión en innovación también puede considerarse una importante contribución a la selva, ya que puede proporcionar materias primas renovables para el desarrollo de nuevos biocombustibles y la generación de energía renovable para las comunidades aisladas de la región amazónica. Otro punto fundamental es que el desarrollo sostenible también genera empleo y, en consecuencia, ingresos para la población de estas regiones. Sólo combatiremos la deforestación y la destrucción de la selva si creamos opciones para que la población tenga una vida digna.

Hay que dejar de menospreciar la selva. Hay que mostrar cada vez más al mundo la región norte de Brasil. El Brasil real y no el que algunos imaginan desde lejos. Este es un camino que no tiene vuelta atrás. Explotar la selva de forma sostenible es la clave para preservarla para las generaciones venideras.

Desde hace 15 años, en Grupo BBF (Brasil BioFuels) creemos en esta premisa, por eso combinamos el desarrollo sostenible, la recuperación de áreas degradadas y la creación de empleo para contribuir a la descarbonización de la economía brasileña.

*Milton Steagall es consejero delegado de Grupo BBF (Brasil BioFuels)

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Milton Steagall
Consejero Delegado de Grupo BBF