Los nuevos biocombustibles desempeñarán un papel clave en la transición energética de Brasil

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03 Mayo, 2023
Por Milton Steagall

Uno de los principales desafíos mundiales de los últimos años, y también de los próximos, es realizar cambios estructurales en la matriz energética con el objetivo de sustituir los combustibles fósiles por fuentes renovables, especialmente las de baja o nula emisión de carbono, las llamadas energías limpias. Brasil tiene potencial para convertirse en uno de los principales exponentes de este movimiento, que se ha ganado el nombre de transición energética.

Históricamente, las fuentes de energía más utilizadas en Brasil han sido los combustibles fósiles, derivados del petróleo. Aunque la matriz nacional tiene una cuota de renovables superior a la media mundial (46% frente a 14%), aún queda mucho camino por recorrer hacia la descarbonización. El caso de los combustibles es emblemático: según el Ministerio de Minas y Energía (MME), sólo el 25% de ellos procede actualmente de fuentes renovables, y sin embargo nuestro país tiene el potencial y el deseo de convertirse en uno de los líderes mundiales de la "energía verde". En 2021, el MME anunció el objetivo de alcanzar el 30% en 2030.

Brasil tiene tradición en el aprovechamiento energético de fuentes renovables. Ya en 1975 se creó el Programa Nacional de Alcohol (Pró-Álcool), el primer paso en el mercado de los biocombustibles. La producción de etanol hidratado ha despegado a lo largo de las décadas: en 2021 era de aproximadamente 16.800 millones de litros, según la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP).

El segundo movimiento tuvo lugar en 2008, con el inicio de la comercialización del biodiésel en Brasil, una opción "parcialmente" renovable para vehículos de flota pesada. En 2017, se implementó la Política Nacional de Biocombustibles - RenovaBio, entre cuyos principales logros podemos enumerar la contribución a la creación de un mercado de carbono en el país, con el Crédito de Descarbonización (CBIO), y la mezcla obligatoria de biodiésel en el diésel, cuyo porcentaje ha aumentado gradualmente. Hoy en día, la mezcla aprobada por el MME es del 10%, por lo que la medida es esencial para la madurez de la industria del biodiésel en el país en los últimos años.

Actualmente, el 70% de la producción de biodiésel utiliza la soja como materia prima. Por otro lado, Brasil dispone de una serie de oleaginosas con un gran potencial energético que aún se utilizan poco. Por citar sólo un ejemplo, la palma aceitera puede producir una media anual de 5 toneladas de aceite por hectárea, frente a 0,4 toneladas de aceite de soja. Además, la palma aceitera tiene un balance positivo en términos de emisiones de carbono y cuenta con la Zonificación Agroecológica de la Palma Aceitera, definida en 2010 por el Gobierno, que determina que sólo puede plantarse en áreas degradadas hasta 2007, con el objetivo de recuperarlas. La diversificación de la producción de biodiésel puede impulsar el sector, aportar más beneficios medioambientales y dinamizar el mercado.

Son pasos a celebrar, sin duda, pero aún existe timidez en el desarrollo de biocombustibles 100% renovables, principalmente si consideramos la variedad de tecnologías disponibles a explorar. Uno de los principales exponentes de esta revolución es el gasóleo verde (HVO), producto de la segunda generación de biocarburantes, siendo una innovación en el sector y con gran potencial de crecimiento.

El gasóleo verde es un biocombustible 100% renovable que no requiere ningún tipo de mezcla con combustibles de origen fósil y tampoco necesita adaptación alguna en los motores de los vehículos. Se produce mediante el procesamiento de materias primas renovables como el aceite de palma.

Utilizado ya en países europeos y en Estados Unidos, el gasóleo verde es el resultado de mejoras tecnológicas que acompañan a las innovaciones de los vehículos, que exigen un combustible de mejor calidad, con gran estabilidad y niveles mínimos de contaminantes. Es el tercer biocombustible más utilizado en el mundo y cuya producción más crece. La ventaja del gasóleo verde es su eficacia para resolver el reto de reducir las emisiones de gases contaminantes.

Tan importante como eliminar el uso de gasóleo fósil es desarrollar una alternativa sostenible para el mercado de la aviación, que aún carece de soluciones renovables en Brasil. El combustible de aviación sostenible (SAF) está surgiendo en todo el mundo. La Unión Europea estudia hacer obligatorio el uso de un 2% de SAF para 2025 en los aviones que salgan de aeropuertos de su territorio. El Reino Unido tiene mayores ambiciones: alcanzar un requisito del 10% de SAF para 2030. Estados Unidos va más lejos y ha anunciado el objetivo de descarbonizar completamente el sector de la aviación civil para 2050. Según los planes del gobierno estadounidense, el país producirá ya tres mil millones de galones de combustible de aviación sostenible para 2030.

Brasil, una nación con una riqueza infinita de recursos, aún no tiene un plan para descarbonizar el sector de la aviación. El segmento consume 17.000 millones de litros de parafina de aviación al año, lo que emite unos 10 millones de toneladas de CO2 en el mismo periodo. Afortunadamente, hay iniciativas para cambiar esto y ya podemos ver los primeros pasos de esta nueva revolución de los biocombustibles en el país.

Una asociación entre Grupo BBF (Brasil BioFuels) y Vibra Energia permitirá la primera biorrefinería de Brasil para producir SAF y HVO, en la Zona Franca de Manaos, con inicio de operaciones previsto para 2025. El proyecto utilizará la palma aceitera como materia prima y producirá unos 250 millones de litros/año de gasóleo verde (HVO) y 280 millones de litros/año de combustible de aviación (SAF). Grupo BBF invertirá más de 2.200 millones de reales en el nuevo negocio y Vibra será el comercializador exclusivo de los productos.

La madurez ya alcanzada por el mercado nacional de biocombustibles y el creciente deseo de la sociedad de descarbonizar sus actividades deberían acelerar la revolución de los biocombustibles en Brasil y hacerla más rápida que sus predecesoras. Según Emergen Research, el mercado mundial de biocombustibles alcanzará los 247.380 millones de dólares en 2027. Brasil es un actor líder en este sector y puede explotar diversos segmentos y materias primas, contribuyendo eficazmente a la consecución de los objetivos de descarbonización en sectores distintos del automóvil y el transporte por carretera, e impulsando así la transición energética en Brasil y en todo el mundo.

*Milton Steagall es consejero delegado de Grupo BBF.

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Milton Steagall
Consejero Delegado de Grupo BBF